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Sobre la compleja relación entre la táctica y la estrategia.

7:09. Me siento en el Ave y abro mi portátil sintiendo ese pequeño cosquilleo de incertidumbre, ilusión y expectación que siempre me acompaña antes de escribir un post (da igual de lo que sea).

Esto me hace pensar en lo afortunado que soy por trabajar en algo donde habitualmente puedo sentir esa sensación de emoción (muchas veces cuando menos te lo esperas... en un día cualquiera... puede ser simplemente ante la oportunidad de un folio en blanco, ante un logro conseguido colectivamente, ante una buena noticia inesperada, tras conseguir resolver un problema jodido, o justo antes de tomar una decisión importante que sabes que tendrá impacto y que tendrá que afrontar tu yo del futuro...).

Creo que esta sensación es parte de la gasolina que nos mueve a quienes nos embarcamos en la aventura de emprender o crear algo. Lo que ayuda a sacar fuerzas, a renunciar a cosas, a superar los momentos duros. Creo que el dia que deje de sentirlo será la señal clara que me indique que debo cerrar una etapa y buscar otras motivaciones.

Afortunadamente, esto es algo que ni se me pasa por la cabeza. Sigo disfrutando como un niño pequeño y creo que cada día va a más... hay tanto por hacer y construir que siento que el camino que hay por delante es cada día más largo, la aventura más ilusionante y que mis compañeros de camino son más fuertes y sabios, están más compenetrados y comparten un propósito que tienen cada vez más claro.

Bueno... ya me puse a desvariar... no era esto de lo que quería hablaros.

Quería aprovechar este post para ordenar ciertas ideas que me acompañan últimamente y que creo que de alguna forma van cristalizando poco a poco.

Hablo de la sensación que tengo cuando conozco a personas que han aprendido a combinar adecuadamente el pensamiento táctico y estratégico.

En mi trabajo he tenido la suerte de conocer a personas brillantes en la táctica, gente de los que he aprendido muchísimo y que consiguen sacar lo mejor de cada situación que se les presenta. No se si es un don, una habilidad innata o algo que se puede aprender y perfeccionar pero si se que por si sola esta habilidad te puede proporcionar grandes éxitos en tu vida profesional.

Si eso va a acompañado de un buen sistema de valores, para mi te convierte en alguien valioso que siempre me gustaría tener en mi equipo. Es gente que hace que la vida sea más fácil, que ayuda a conseguir logros a corto plazo, que llueva cuando el cielo solo mostraba unas nubes raquíticas.

En cierta forma Cívica existe por haber tenido la suerte de conocer a alguien así en el momento adecuado (alguien que ha sido para mi uno de mis grandes maestros y alguien a quien siempre admiraré... si Jose Manuel, eres tu, por si te quedaba alguna duda xD).

Pero como muchas veces en la vida, esto no es suficiente. Así es la vida... ser hábil en una faceta no suele bastar. La verdadera excelencia requiere incorporar y dominar más matices y dimensiones. Implica saber combinar más aspectos.. mezclar y encontrar las proporciones adecuadas para que el guiso resultante sepa equilibrado, coherente, redondo y sin aristas.

Aquí es donde necesitamos incorporar la estrategia. No basta con mirar al corto plazo, al resultado inmediato. Aquí entra en juego la visión, las luces largas, la grandeza de miras. Aspectos tan sencillos y tan complejos como la visión, el instinto, la confianza, la perseverancia.

Por supuesto, para desarrollar y ejecutar una estrategia necesitarás contar con buenos tácticos, necesitarás poder conseguir resultados a corto plazo... las ideas y las estrategias son importantes pero de nada sirven si no consigues llegar nadando a la orilla y te ahogas antes.

Cada año, cada presupuesto logrado, cada proyecto, cada persona, todas las piezas deben encajar tácticamente, pero el rumbo, el objetivo que se persigue, la estrategia empleada para llegar a buen puerto es tan necesaria o más como realizar una ejecución táctica brillante.

No concibo una sin la otra.

Se puede tener éxito solamente desde la táctica. Pero será un éxito fugaz, con un cierto recorrido. Pero no será fácil que se convierta en un éxito duradero, relevante, inspirador.

Y cómo se puede llegar a ser bueno en la estrategia?

Es un don? Una habilidad? Se puede entrenar? Cómo se hace? Cuánto tiempo lleva? Cómo diferenciar a un buen estratega de un temerario que se dirige con confianza y paso firme hacia un precipicio rocoso?

Yo creo que es algo que está muy relacionado con la habilidad para resolver problemas complejos, saber descomponerlos en distintos tipos de problemas, ordenarlos por prioridad, entendiendo sus relaciones y prelación, saber proyectarlos en el tiempo, saber unir todas las dimensiones y conectarlas adecuadamente, asumir y gestionar los riesgos que siempre estarán presentes, ser flexible, pivotar, experimentar y aprender a fallar de forma controlada.

Y por supuesto, hará falta creatividad, toneladas de sentido común, y todos esos ingredientes tan humanos, de matices psicológicos, de saber conjugar sutilmente todos esos aspectos tan distintos y al mismo tiempo tan complementarios.

Si puedes observar a alguien que domine este tipo de pensamiento, ver como enfrenta los problemas, como razona, como proyecta y como ejecuta... ese es un privilegio invaluable. Es la mejor manera de aprender a hacerlo, observar y analizar a los que saben, y luego intentar hacerlo tu bajo tu propio estilo, con tu enfoque, aprovechando tus cualidades e intentando reforzar tus defectos o puntos más débiles.

En el mundo que viene (no hace falta citar expresamente la IA, creo que se sobreentiende), donde el conocimiento se va a convertir en un commodity fácil de obtener y usar, donde tendremos que convivir en el dilema entre una alta especialización práctica y la habilidad de ser un generalista versátil... ¿qué te dice tu intuición? ¿Cuál será tu apuesta?

A mi la intuición me dice que quiero ser un generalista curioso, que se baje al detalle cuando sea necesario, pero que no pierda de vista el propósito de las cosas, la utilidad, la estética, la parte humana y la emoción de crear y de poder resolver problemas complejos de la forma mas sencilla, intuitiva y duradera posible.